El Templo de la Sagrada Familia fue iniciado en el año 1882 por el arquitecto Francesc de Paula del Villar i Lozano quien, tras ciertas discrepancias con los promotores y cuando tan sólo había empezado la cripta, abandonó la dirección de la obra.
Entonces el encargo fue transferido a Antoni Gaudí que desestimó el antiguo proyecto y propuso uno nuevo con planteamientos constructivos de vocación monumental, acentuado simbolismo y ornamentación exuberante.
El templo todavía no está acabado hoy en día y, desde la muerte de Gaudí en 1926, distintos arquitectos
han continuado la obra a partir de su idea original.
Una de sus ideas más innovadoras fue el diseño de las elevadas torres cónicas circulares que sobresalen apuntadas sobre los portales, estrechándose con la altura. Las proyectó con una torsión parabólica dando una tendencia ascendente a toda la fachada, favorecida por multitud de ventanas que perforan la torre siguiendo formas espirales
El templo, cuando esté terminado, dispondrá de 18 torres: cuatro en cada una de las tres entradas-portales y, a modo de cúpulas, se dispondrá un sistema de seis torres, con la torre cimborio central, dedicada a Jesús, de 170 metros de altura, otras cuatro alrededor de ésta, dedicadas a los evangelistas, y un segundo cimborio dedicado a la Virgen. El interior estará formado por innovadoras columnas arborescentes inclinadas y bóvedas basadas en hiperboloides y paraboloides buscando la forma óptima de la catenaria.